* * Julien * *

En el viejo chat de Compuserve conocí mucha gente, hubo algunos que así como llegaron se fueron, otros se quedaron, y otros dolieron... y estuvo Julien.

Conocí a Julien como a muchos otros chavos, me contactó por la ventanita privada y empezamos a platicar, me dijo que vivía en Coyoacan en casa de un amigo que a la vez era su lugar de trabajo pues eran comunicólogos (o algo así, se dedicaban a la producción creo) y yo le dije que algún día esperaba vivir en Coyo. Me pidió mi teléfono y se lo dí y me marcó ese mismo día (o noche, o madrugada ni sé), estuvimos platicando un ratototote y me dijo que si me podía llamar al día siguiente, de ahi empezó una rutina donde me llamaba diario como a eso de las 5-6pm y platicábamos un chorro, un día el me dijo que yo era algo onírico para él y yo me creí mucho. Cabe aclarar que nunca jamás se me insinuó ni me le insinué, es más a mi lo que me gustaba era platicar con él pues tenía muy buena vibra y platicábamos del mundo, del cosmos, de los sueños, de mi, de él y de su vida, incluso me invitó a un lugar llamado Molango donde según él hay un lago y unas cabañas, por allá por Hidalgo, pero obviamente a mis 17 años ni siquiera intenté pedir permiso, ya sabía la respuesta.

Un día llegó la pregunta -creo- inevitable: "¿Por qué no vamos a comer y así nos conocemos?" pues allá fuimos, más bien el vino al norte de la ciudad porque yo no manejaba ja! y nos vimos, y pude percibir la desilusión en su mirada (porque también me había pasado al conocer a otras personas, como que no me cuadraba el físico), no sé si me veía muy niña (él tenía 24 en ese entonces), o muy fea jajajaja el chiste es que lo noté incómodo desde el inicio de la velada, tratamos de platicar como lo hacíamos por teléfono pero no funcionó, se perdió la chispa. Me dijo que iba a salir de viaje y que me llamaría cuando regresara, obviamente eso nunca pasó; yo le llamé un par de veces pero como no tomaba la llamada lo mandé al diablo jajaja.

A veces me acuerdo de él y de esa costumbre que tuvimos como por un mes de hablar diario un ratote, me acuerdo cómo me costó trabajo desacostumbrarme a eso, porque la verdad sí lo extrañaba, y ahora ni siquiera puedo acordarme de cómo era físicamente.

Un saludo Julien, donde quiera que andes